Por primera vez en casi 50 años, la inflación subyacente de Japón ha superado la de Estados Unidos, excluyendo los períodos de ajustes del impuesto sobre las ventas. Este desarrollo señala una posible divergencia en las trayectorias de la política monetaria para la Reserva Federal y el Banco de Japón, con implicaciones significativas para los mercados globales, las valoraciones de divisas y los rendimientos de los bonos.
Panorama del Mercado: La inflación de Japón supera a la de EE. UU.
Por primera vez en casi cinco décadas, excluyendo períodos específicos influenciados por aumentos del impuesto sobre las ventas, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) Subyacente de Japón ha superado al IPC Subyacente de EE. UU. Este notable cambio en los indicadores macroeconómicos introduce una nueva capa de complejidad para los mercados financieros globales, impulsando la incertidumbre y la expectativa de una mayor volatilidad.
El Evento en Detalle: Un cambio en la dinámica de la inflación
Datos recientes revelan una convincente divergencia en las tendencias de inflación entre dos de las economías más grandes del mundo. El IPC "Core Core" de Japón, que excluye alimentos frescos y energía, registró un 3,40% interanual estable en julio y agosto de 2025. En contraste, la tasa de inflación anual de precios al consumidor subyacente en Estados Unidos, excluyendo de manera similar los elementos volátiles de alimentos y energía, se situó en 3,1% en agosto de 2025, manteniendo la estabilidad desde julio y alineándose con las expectativas del mercado. Esto posiciona efectivamente el IPC "Core Core" de Japón por encima del de EE. UU. Además, el IPC Subyacente más amplio de Japón, que excluye alimentos frescos pero incorpora energía, fue del 3,1% interanual en julio de 2025, lo que marca una ligera disminución del 3,3% en junio, pero superando las previsiones del mercado del 3%. Esta cifra está a la par con el IPC Subyacente de EE. UU. para agosto de 2025.
Análisis de la Reacción del Mercado: Política Monetaria en Caminos Divergentes
La inflación persistente evidente en Japón, particularmente con su IPC "Core Core" consistentemente por encima del objetivo del 2% del Banco de Japón (BOJ), está reforzando las expectativas de posibles nuevas subidas de tipos de interés por parte del BOJ. El banco central japonés ya había elevado su perspectiva de inflación en julio e indicado su disposición a una subida de tipos para fin de año, a pesar de la postura cautelosa del Gobernador Kazuo Ueda con respecto a la estabilidad de la inflación subyacente.
Por el contrario, el mercado de Estados Unidos anticipa cada vez más recortes de tasas por parte de la Reserva Federal. A pesar de las cifras estables de inflación subyacente, Wall Street mantiene el optimismo sobre posibles reducciones de las tasas de interés, y algunos analistas pronostican un recorte de un cuarto de punto. Las tasas actuales de fondos federales oscilan entre el 4,25% y el 5,5%. Los analistas de ING, por ejemplo, proyectan tres recortes de tasas de 25 puntos básicos (pb) este año, con 50 pb adicionales de recortes anticipados en las reuniones de principios de 2026. El sentimiento del mercado, reflejado por herramientas como el CME FedWatch, indica una certeza cercana de un recorte de tasas de 25 puntos básicos en la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto del 17 de septiembre.
Contexto y Implicaciones más Amplias: Dinámica de Monedas y Rendimientos
Esta divergencia emergente en las perspectivas de política monetaria entre el BOJ y la Reserva Federal está preparada para inducir cambios significativos en las valoraciones de las divisas. El yen japonés (JPY) ya ha mostrado sensibilidad, con el dólar estadounidense (USD) debilitándose frente a él a alrededor de 147,15 en las sesiones de negociación asiáticas tempranas, impulsado por los informes de inflación de EE. UU. que refuerzan el caso de los recortes de tasas de la Fed. Un yen más fuerte podría potencialmente moderar la rentabilidad de los exportadores japoneses, mientras que un yen más débil mejoraría su competitividad. El panorama político de Japón, marcado por la dimisión del primer ministro Shigeru Ishiba en septiembre de 2025, añade otra capa de complejidad. La ansiedad de los inversores por posibles políticas fiscales más laxas bajo una nueva administración, particularmente si aboga por un estímulo agresivo, ha contribuido a la volatilidad del yen. La sustancial relación deuda/PIB de Japón, que supera el 260%, subraya aún más estas preocupaciones.
Los mercados de bonos también reflejan estas narrativas económicas cambiantes. La reducción del diferencial de rendimiento a más largo plazo entre los bonos del Tesoro de EE. UU. y los bonos del gobierno japonés (JGBs) destaca la evolución de las expectativas. Los rendimientos de los JGB a treinta años se dispararon a 3,285% a fines de agosto de 2025, alcanzando un máximo de varias décadas. Esta presión al alza sobre los rendimientos se atribuye en parte a la reducción de la demanda de los inversores institucionales y a la reducción gradual de las compras de bonos por parte del BOJ, lo que ha expuesto a los bonos a largo plazo a la presión de venta. Las tendencias globales, incluido el aumento de los rendimientos de los bonos de EE. UU. y Europa, han desviado aún más capital de los activos tradicionalmente considerados seguros de Japón.
Mirando Hacia Adelante: Decisiones del Banco Central y Panorama Político
Los inversores seguirán de cerca las próximas declaraciones y acciones tanto de la Reserva Federal como del Banco de Japón para obtener mayor claridad sobre sus respectivas trayectorias de política monetaria. La reunión del FOMC del 17 de septiembre será un evento clave, con los participantes del mercado esperando ansiosamente la confirmación de las intenciones de recorte de tasas. En Japón, la incertidumbre política en torno a la selección de un nuevo líder para el gobernante Partido Liberal Democrático (LDP) influirá en gran medida en las decisiones de política fiscal y, en consecuencia, en la capacidad del BOJ para la normalización de las tasas. La interacción entre estas estrategias de los bancos centrales y los desarrollos geopolíticos continuará dando forma a los mercados de divisas, los rendimientos de los bonos y los flujos de capital entre estas principales economías en las próximas semanas y meses. El enfriamiento del mercado laboral y del sector inmobiliario de EE. UU. también seguirá siendo indicadores críticos que informarán los futuros ajustes de política de la Fed.